En los últimos tiempos, junto a la figura tradicional del arquitecto, han aparecido nuevas vertientes de nuestra profesión que el colegio debe integrar.
Evidentemente, el Colegio representa y defiende los intereses profesionales del ejercicio liberal de los/as arquitectos/as, pero existe una gran cantidad de compañeros, cada vez mayor, desempeñando su trabajo bajo otros formatos y desarrollando una interesante e intensa actividad que poco tiene que ver con la tradicional y que, además de suponer nuevas formas de ejercicio profesional, puede aportar riqueza y complejidad al Colegio, en sintonía con la sociedad a la que se debe. Todas estas personas conforman un capital humano del que el Colegio ni puede ni debe prescindir, porque su causa es la arquitectura y a esta causa se sirve de maneras muy diferentes, todas ellas necesarias para la consecución de nuestro fin.
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